No desconfiemos jamás de la divina Providencia.
(Madre Carmen)
Apoyada
en estas palabras de Madre Carmen, la Congregación vio la necesidad de
proyectar una mirada de futuro sobre nuestro centro educativo. ¡Y soñar...! Y
comenzar una nueva etapa que diera respuesta a las necesidades de nuestra
sociedad.
Este
edificio que hoy bendecimos se convierte
para nosotros en un puente que une el
tiempo y el espacio construidos sobre retazos de historia de los que muchos hoy
aquí presentes son testigos y sobre momentos que guarda
el corazón y solo el Señor conoce.
Esta
nueva construcción es una llamada a
cimentar nuestra misión educativa en las mismas entrañas del Evangelio, en el
carisma que el Señor inspiró a Madre Carmen, en la Iglesia y con la Iglesia y,
de este modo, contribuir a la formación integral de la personalidad de los alumnos
que se nos han confiado. (Cfr. Carácter Propio)
No
es casualidad que hoy veamos este sueño hecho realidad en el año en el que
celebramos el 125 aniversario de la llegada de Madre Carmen a Cataluña.
Bendecimos
al Señor por la generosidad de todas y
cada una de las hermanas de la Congregación que han hecho posible la
consecución de esta obra; por el esfuerzo y la ilusión de tantas personas que han
trabajado en este proyecto y por el interés y la unión de toda la comunidad
educativa.
Comenzamos
esta nueva etapa del colegio con el corazón en fiesta, sintiéndonos la familia de Madre
Carmen, gozosa al ver su obra crecer y
con ella los deseos de enseñar a los hombres a conocer y a amar a Dios.
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